martes, 5 de febrero de 2013

Reconocidos artistas y organizaciones palestinas e israelíes le piden a Antonio Muñoz Molina que no legitime la ocupación y el Apartheid en Palestina

Esta campaña cobra un relieve especial en un contexto en el que la ONU ha acusado a Israel, que se ha negado a comparecer en el examen anual universal al que el Consejo de Derechos Humanos

Madrid, 3/2/2013.- En una carta abierta, el autor de Indignaros y co-autor de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948 Stéphane Hessel, el cantante de Pink Floyd Roger Waters, el comprometido director de cine Ken Loach, el escritor y dramaturgo John Berger, el escritor y columnista Luis García Montero, la autora y activista norteamericana Alice Walker, el guionista británico afincado en España Paul Laverty y el poeta surafricano Breyten Breytenbach le han solicitado al escritor y miembro de la Real Academia Española Antonio Muñoz Molina que no vaya a recoger el Premio Jerusalén el próximo 10 de febrero.

El premio Jerusalén, golosamente dotado de una asignación económica de 10 mil euros, es un galardón oficial patrocinado por la Municipalidad de Jerusalén, que los autores de la carta califican de “cerebro e instrumento de la colonización ilegal de Jerusalén Oriental”. Añaden que el alcalde de Jerusalén, que auspiciará la ceremonia de entrega, es “responsable del diseño y desarrollo de uno de los sistemas de Apartheid urbano más crueles del mundo, de la demolición ilegal de casas, confiscación arbitraria de propiedades, supresión sostenida y sistemática del desarrollo económico, social y cultural en los barrios palestinos”.

Consideran que el concepto de libertad individual en la sociedad, que el Premio pretende homenajear, “entra en total contradicción con las políticas israelíes de Apartheid, que eliminan de facto cualquier tipo de libertad en el Territorio Ocupado Palestino, especialmente en la Franja de Gaza, que no es más que una cárcel a cielo abierto”.

Tras afirmar que, como artistas, tienen “la obligación de revelar al público lo que los opresores intentan mantener oculto, renunciar a que les hagan cómplices de sus violaciones y crímenes, y reclamar en voz alta: Justicia, Libertad y Dignidad para los oprimidos”, los autores de la carta le ruegan al autor de Sefarad que “reconsidere su posición y renuncie al Premio Jerusalén, tal como indicó el movimiento global de Boicot, Desinversión y Sanciones contra el Apartheid israelí”.

La ciudadanía israelí agrupada en la iniciativa Boicot desde dentro, han denunciado que la Feria del libro de Jerusalén constituye “una ocasión propagandística para promover la imagen de Israel y presentarla como modelo”. Esta organización israelí también ha declarado que, de aceptar el Premio, el autor de Sefarad -será cómplice de los crímenes de Israel contra los derechos humanos y de su política del “aquí no pasa nada-”.

En una carta enviada el pasado 21 de enero, organizaciones del Estado español habían pedido a Antonio Muñoz Molina, que cancelara su visita a Israel, a lo que el propio autor había contestado que “iría a recoger el premio porque elegía estar de parte de las personas y organizaciones israelíes que militan a favor de la paz en vez de boicotear un pueblo entero”. La Plataforma palestina PACBI ha juzgado importante señalar que “de haber leído las cartas enviadas por el movimiento de solidaridad, Muñoz Molina sabría que el llamamiento palestino a boicot no va dirigido contra los ciudadanos israelíes, sino contra las instituciones y eventos israelíes patrocinados y diseñados por el gobierno israelí para reflejar la imagen ventajosa de ser un bastión de la cultura”.

Esta campaña cobra un relieve especial en un contexto en el que la ONU ha acusado a Israel, que se ha negado a comparecer en el examen anual universal al que el Consejo de Derechos Humanos somete a los 193 países miembros de la organización, de emplear la construcción de colonias para anexionarse de forma lenta e inexorable las zonas ocupadas en Cisjordania y el este de Jerusalén, lo que supone una violación de la legalidad internacional y puede ser considerado un crimen de guerra.