lunes, 3 de enero de 2011

Israel: un estado de discriminación racial, apartheid en proceso hacia el fascismo

Taysir Khaled, miembro del Buro Político del Frente Democrático para la Liberación de Palestina y del Cté. Ejecutivo de la OLP, www.fdlpalestina.org  10 de diciembre del 2010.- En 1652, el colonizador holandés Jan Van Rebeck, desembarcó en el territorio de Sudáfrica y escribió a su gobierno alegando el descubrimiento de un bello y amplio territorio deshabitado.

Simplemente así era Sudáfrica para este colonizador, un territorio deshabitado, exactamente igual a Palestina, según la propaganda del Movimiento Sionista, pueblo sin tierra busca tierras sin pueblo. Como se conoce, a los colonizadores no le faltaron las mentiras y los engaños para justificar su conducta y sus políticas. De esa manera comenzó la conquista holandesa de aquel país. Los británicos tardaron solamente 40 años para unirse a los holandeses en la colonización de África del Sur, territorio que bautizaron con el nombre de Campamento de la Bella Esperanza. Tierras sin pueblo allá en Sudáfrica, y tierras sin pueblo aquí en Palestina. Campamento de la Bella Esperanza en Sudáfrica y “Hatikva” (en hebreo) - “la Esperanza” aquí en Palestina.

Similar episodio vivieron los pueblos de Palestina y Sudáfrica, ambos países fueron sometidos a la conquista colonial y como consecuencia surgieron dos regímenes basados en una estructura política e ideológica que alega la superioridad racial y que condujo a la separación y al aislamiento entre los invasores y los nativos. Sin embargo; la realidad se impuso, y al final a los colonizadores no les quedó otra alternativa que reconocer objetivamente la presencia y los derechos de los pueblos nativos.

El régimen colonial constituido por los invasores en Sudáfrica, si pretendía mantener su hegemonía, tenía como única alternativa el destierro y la expulsión de la población negra nativa de los territorios que iban conquistando y mantenían bajo su control. Esto condujo al bloqueo de los pueblos nativos originarios y la materialización de su política de agruparlos en guetos que se extendieron solamente hasta el 13 % del territorio sudafricano. Nos viene a la memoria el boicot impuesto al pueblo palestino en los territorios ocupados en 1948, donde fueron aislados en pequeños territorios y rodeados por asentamientos de colonos en Galilea, el Triangulo de la Región Central y el Neguev por el sur. En tiempos más recientes, el pueblo palestino ha sufrido la creación de la zona )A(, que abarca una extensión del 18% del territorio de Cisjordania, según los Acuerdos de Oslo de 1993. La política de segregación y aislamiento adoptada por el Estado de los blancos en Sudáfrica produjo el Apartheid y esa misma política produce el Apartheid en Palestina.

El panorama colonial del apartheid es un fenómeno que se repite históricamente, tanto en el extinto régimen de los blancos en Sudáfrica como en el Estado de Israel. Representan prácticas y opciones políticas ideológicas de dos proyectos coloniales, los cuales tienen grandes semejanzas a pesar de la distancia geográfica que los separa. El régimen blanco en Sudáfrica, presumía de ser el único estado democrático en el continente africano; de igual forma lo ha manifestado Israel, el cual se enorgullece de ser el único estado democrático en el Cercano y Medio Oriente, pese a la evidente práctica de discriminación racial que desarrolla contra el pueblo palestino. La mutua admiración entre el extinto régimen blanco en Sudáfrica y el Estado de Israel favoreció el surgimiento de relaciones extraordinarias entre ambos gobiernos. Israel, en su momento, manifestó admiración y simpatía por el régimen de los guetos, engendro del régimen de la discriminación racial en Sudáfrica.

En este contexto no fue Israel el único estado a nivel mundial que reconoció el régimen de los bantustanes en Sudáfrica e intercambiaron relaciones diplomáticas con el aquel entonces conocido como Bantustán de Bophuthatswana, el cual inauguró su embajada en Tel Aviv.

La política de la discriminación racial, el Apartheid del extinto régimen de la minoría blanca en Sudáfrica así como en el Estado de Israel, se basan en los mismos fundamentos y principios. Allá en Sudáfrica hay tierra sin pueblo y aquí en Palestina también, allá se basan en la superioridad racial y aquí también, allá hay guetos y aquí también. La diferencia entre ambos regímenes, consiste en que el mundo, en un momento determinado, abandonó la política de doble moral, cuando se trataba del régimen racista de la minoría blanca en Sudáfrica, precisamente después de la horrible masacre cometida por este régimen en Soweto en 1976, en la cual fueron asesinados más de 500 sudafricanos y más de 1000 heridos. Mientras el mundo continua con su política de doble moral ,cuando se trata del Estado de Israel, a pesar de sus masacres cometidos contra el pueblo palestino, desde la de Deir Yasin en 1948 , la de Sabra y Shatila en 1982 y por último la de Gaza a finales del 2008 y principios del 2009.

Con la masacre de Soweto en 1976 se movilizó la opinión pública internacional, presionando al régimen racista en Sudáfrica. En el marco de la condena al régimen del Apartheid y de sus prácticas en contra de la población negra, Naciones Unidas aprobó el Convenio Internacional para Combatir el Apartheid. Mientras en el caso israelí se moviliza también la opinión pública internacional, pero de forma extremadamente lenta y tímida, para señalar al Estado de Israel como un régimen de Apartheid.

Las manifestaciones multifacéticas del Apartheid israelí sobrepasan los aspectos políticos e ideológicos del Movimiento Sionista para respaldar un conjunto de leyes y prácticas discriminatorias con relación al pueblo palestino. Esa realidad es bien conocida en los medios internacionales. En este sentido, el ex presidente de EEUU Jimmy Carter publicó un libro titulado “Palestina: La Paz y no el Apartheid”. Por su parte, el enviado especial de Naciones Unidas para los territorios palestinos ocupados, John Dugard, puso en jaque al Estado de Israel al afirmar en repetidas ocasiones que Israel comete tres violaciones contradictorios con los principios y los valores de la Comunidad Internacional, a saber: la ocupación, la colonización y el Apartheid. Semejante calificativo fue anunciado por el ex presidente de la Asamblea General de la ONU, el señor Miguel d’Escoto Brockmann, en un llamado a la comunidad internacional para asumir sus responsabilidades de cumplir con su deber, en reconocer que Israel es un régimen de Apartheid.

Por su parte, la señora Mairead Maguire, Premio Nobel de la Paz, merece la alta estima y consideración por su valentía y participación en la Flotilla de la Libertad y por su firme posición ante el tribunal supremo de Israel ,antes de ser expulsada brutalmente, por haber realizado un llamado a la opinión pública mundial de unirse a la lucha contra la política del Apartheid que sufre el pueblo palestino en su propia tierra y agregó: “No habrá paz en esta región hasta que no se ponga fin a la política de la limpieza étnica contra el pueblo palestino”.

Otra señora de alto rango, una ministra sueca, merece la alta estima y consideración, por expresar en voz alta ante el ministro israelí de infraestructura Ben Yamin Ben Eliazar durante la celebración de la Conferencia Económica Internacional en Doha lo siguiente:”…ustedes en Israel son bandidos, ustedes son un régimen de Apartheid”.

El Apartheid del modelo israelí no es algo nuevo, es una realidad advertida por el ex parlamentario israelí, Amnón Rubinstein )del Partido Mertz( y presidente de la Comisión de Asuntos Legales del Parlamento israelí, al denunciar ante los miembros del Parlamento la existencia de dos sistemas legales y de dos categorías de personas en la Ribera Occidental palestina y la Franja de Gaza…. allí hay ciudadanos israelíes que gozan de plenos derechos y otros no israelíes, que no son considerados como ciudadanos y por ende no tienen ningún derecho. Esto demuestra que el apartheid israelí no es nuevo sino tiene raíces desde hace décadas atrás, desde la fundación del Estado de Israel e incluso mucho antes.

El trabajo de la élite hebrea durante la época del mandato británico y principalmente de los lideres sionistas, fue una forma de practicar el Apartheid, el cual se desarrolló y transformó en un régimen y en una política oficial, aunque no fuese reconocido abiertamente, como lo hizo el régimen de segregación racial en Sudáfrica después de la victoria del Partido Nacionalista de la minoría blanca en las elecciones de 1948, dando a conocer públicamente de que el Apartheid se convirtió en la política oficial del Estado.

El Apartheid israelí en los territorios palestinos ocupados en 1967 se caracteriza por la existencia de dos sistemas legales que se consideran como pilares fundamentales de los Acuerdos de Oslo y otros acuerdos posteriores firmados por el Estado de Israel y la Organización para la Liberación de Palestina, OLP. También se evidencia mediante un conjunto de políticas y prácticas de Israel relacionadas con la construcción de asentamientos y del Muro de anexión y de expansión, así como en la construcción de nuevos asentamientos en la Ribera Occidental, incluida Jerusalén, situación que agudiza la crisis y obstaculiza la posibilidad de alcanzar la paz y la reconquista de los derechos inalienables del pueblo palestino al retorno y a tener su estado independiente.

Simultáneamente, se está llevando a cabo un proceso de institucionalización del régimen del apartheid en Israel, mediante un conjunto de legislaciones ,entre las cuales podemos hacer referencia a la Ley sobre el derecho a adquirir de la ciudadanía, anunciada por el líder de la extrema derecha israelí Avigdor Lieberman, en su programa electoral durante las últimas elecciones parlamentarias, lo cual motivó que el Partido ultraderechista Shas tuviera que proponer nuevas modificaciones y enmiendas que provocan la perdida de la ciudadanía para aquellos que no declaren su pertenencia al Estado judío, además de la Ley de Al-Nakba que prohíbe a los palestinos celebrar actividades patrióticas. En este ámbito también se ha preparado un conjunto de legislaciones en las municipalidades que fundamentan los cimientos políticos e ideológicos de las estructuras del Estado y trazan sus políticas respecto a su relación con los palestinos que residen en los territorios ocupados.

Este episodio es peligroso no sólo para las relaciones entre las partes, en este caso contra el pueblo palestino, el cual es ignorado por el pensamiento sionista e intenta olvidar su existencia, incluso se convirtió en un peligro generalizado que se expande por toda la sociedad. El apartheid se considera tierra fértil para el extremismo y para las actividades de la derecha y la extrema derecha, incluso es punta de lanza para las tendencias y movimientos fascistas. Es cierto que el fascismo tiene sus características y sus fuentes ideológicas que comienzan con la confrontación sin tregua con el movimiento obrero y los sindicatos, incluso alienta el extremismo nacionalista y el sentimiento de la superioridad racial y concluye con la ideología de la identificación absoluta de los lideres. La humanidad sufrió sus consecuencias y las tendencias fascistas encontraron su cuna en España, Italia y Alemania durante el periodo de paz que transcurrió entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial.

Recientemente, en una encuesta realizada por el periódico israelí Yadiot Ahranot, publicada el 18 de octubre, se observan resultados y testimonios alarmantes sobre el tema. Más de 64% de los encuestados expresaron su temor por el ascenso del fascismo en Israel y el 60% expresaron que el canciller israelí Avigdor Lieberman contribuye de forma básica en el crecimiento y ascenso del extremismo nacionalista hasta alcanzar la categoría de fascista, mientras el líder del Partido Shas, Eli Yishai y el líder del Likoud Benjamín Netanyahu, además del líder laborista Ehud Barak con los respectivos porcientos 40%,30% y 24%.

Ante esta situación, frente a la realidad de que Israel es un estado de apartheid con transformaciones hacia el fascismo, será imposible esperar la imposición de una solución global y equilibrada al conflicto con el Estado israelí. No se vislumbra que esta hipótesis esté al alcance de la mano en los momentos actuales. La causa palestina y como debe percibirlo la comunidad internacional, enfrenta un estancamiento real. En las condiciones actuales no se vislumbran alternativas que permitan llegar a una solución política; para lograrlo es necesario que se produzca un acercamiento de otro tipo por parte del Gobierno israelí en aras de lograr el progreso en busca de perspectivas reales para la solución política, es imprescindible que se pueda conjugar el incremento del enfrentamiento a la política del Apartheid israelí tanto en el terreno de las negociaciones como en las tribunas internacionales. Para el pueblo palestino es importante nutrirse de la experiencia de lucha del pueblo sudafricano que tras un largo camino pudo vencer al régimen inhumano del Apartheid, triunfo que también fue posible por la unidad de la comunidad internacional junto a la justa causa del pueblo sudafricano en su lucha contra el régimen del Apartheid.


Enlace: http://www.nodo50.org/csca/agenda10/palestina/arti357.html