viernes, 2 de septiembre de 2016

'El papel de las mujeres palestinas en la resistencia y en la vida política ha sido realmente importante y aún es poco conocido', entrevista a la Brigada Feminista de los Países Catalanes en Palestina

1/9/2016, Roger Sánchez / L´accent.- Este verano mujeres de los Países Catalanes han creado una Brigada Feminista que ha estado en Palestina. El Accent las hemos entrevistado:


L´accent: ¿De dónde salió la idea de hacer una brigada feminista? Con qué objetivos internos -propis- y externos – hacia fuera?


Brigada Feminista en Palestina: Era una idea recurrente que tenía una compañera hacía tiempo y que nos contaba cuando nos encontrábamos de manera informal. Poco a poco lo veíamos más claro: si las feministas habíamos conseguido espacios no mixtos en varias esferas y recuperar cierta presencia en el espacio público y político, por qué no íbamos a hacerlo igualmente en la lucha internacionalista? Hasta donde conocemos, no se había dado el caso de ninguna brigada no mixta y feminista en Palestina, y en septiembre de 2015 nos reunimos alrededor de 30 personas de todo el País Valenciano y con presencia en los Países Catalanes para emprender el proyecto. Creímos que era necesario el atrevimiento, comenzar ese camino para que le siguieron muchas compañeras más y establecer así unos aprendizajes y unas alianzas políticas en clave antipatriarcal, antiimperialista y anticolonialista con las palestinas, que no vemos todavía del todo trabajadas con otras experiencias de solidaridad internacionalista.

Queríamos que fuera una brigada completamente autogestionada, un proyecto político horizontal, independiente y en clave internacionalista. Hemos contado con el apoyo de diversos colectivos y espacios, otras no tanto, y de muchas personas a título individual que se iban entusiasmando con el proyecto. Hemos recibido muchos mensajes alentadores por ser una Brigada no mixta, señal quizá que había también trabajar en ese espacio.

Para nosotros los objetivos internos eran diversos: a menudo nuestros contextos cotidianos no nos permiten un contacto profundo con otros feminismos o cualquier forma que adopte la lucha contra el patriarcado. Los feminismos descolonizadores han alertado de muchas otras opresiones que los llamados feminismos blancos han ayudado a perpetrar (sólo hay que seguir la actualidad ahora con la polémica del Burkina). Las mujeres palestinas sufren una coyuntura terrible: limpieza étnica, islamofobia, persecución, empleo, aislamiento, sexismo, falta de recursos, desigualdad, violencia estructural y intrafamiliar, etc. y que queda a menudo en un segundo plano cuando hablamos de Palestina. Y son ellas las que, sin embargo, nunca olvidan la indisociabilidad de todas las luchas: la liberación nacional, social y de género. Para nosotros era importante combatir con más argumentos aquel feminismo transversal, eurocéntrico, interclasista y amnésico que sólo sirve a los intereses de unas pocas.

También allí se da un fenómeno especialmente perverso, el pinkwashing, la apropiación racista de las luchas LGTBI por parte del estado de Israel, que hace pasar un estado ocupante y asesino para paraíso de la tolerancia gay en Europa y la llamado Oriente Medio. Nos propusimos trabajar y aprender todo lo posible antes, durante y después de la Brigada, para llevar adelante unos objetivos hacia fuera: articular discursos y prácticas feministas que no dejan atrás nadie y servir también de herramienta de difusión y denuncia de las constantes agresiones de los derechos humanos que continúa perpetrando Israel.

¿Cuántas personas sois y quién forma parte (espacios políticos, etc)?


De las 30 personas iniciales finalmente viajamos 15, más una compañera que reside en Palestina, pero todo el mundo ha estado presente en el proceso desde el principio, participando de la autogestión, la difusión, la organización, la logística, etc. Hemos contado con la ayuda inestimable de miembros de la antigua Red de Enlace con Palestina, dos de ellas presentes también finalmente en el viaje. El grupo al completo configuraba un verdadero espacio de unidad popular! Hay militantes de raíz, Adelante, la CUP, o Itaca, de Ingeniería Sin Fronteras, BDS País Valencià, Asamblea Abierta de Mujeres de Valencia, de asambleas autónomas feministas, de asambleas vecinales (Espacio Vecinal Cabanyal), de asambleas y otras luchas por la soberanía alimentaria, de centros okupados anarquistas (CSOA la Huerta de Benimaclet), de Casals y Encuentros y otros.

Has trabajado y formación previas aquí? ¿En qué ha consistido?


El nivel de trabajo desde septiembre de 2015 ha sido intenso. Hemos tenido que trabajar duramente en varias comisiones y coordinando reuniones plenarias que salvaron las responsabilidades de cada una y la distancia territorial (Barcelona-Sénia-Alicante-Valencia). Y teníamos claro que la formación era un elemento muy importante, no sólo a nivel político -tratando textos de historia del movimiento de liberación palestino, postcolonialitat, orientalismo, feministas árabes, musulmanes, etc … -, sino también a nivel de gestión de emociones e impacto de las vivencias. Para nosotros era muy importante incidir más aún en los cuidados del propio grupo, sabiendo que viviríamos situaciones duras, y lo hemos agradecido mucho.

Ahora que parece que gran parte de los movimientos políticos y revolucionarios, sobre todo los feministas, miran al Kurdistán, ustedes han ido a Palestina. ¿Por qué?


En primer lugar porque Palestina sigue sufriendo el empleo y el etnocidio de forma latente e invisible, para muchos movimientos políticos y sociales parece ya una cuestión de segundo orden o prescindible. Sólo los prestamos atención cuando se abra una nueva ofensiva armada y hemos naturalizado el hecho de que allí se cometen agresiones intolerables todos los días del año. La ocupación y el apartheid están muy lejos de acabarse, el endurecimiento de las políticas sionistas está alcanzando cuotas nunca vistas antes y las palestinas reclaman ahora más que nunca que la comunidad internacional les haga lado. En segundo lugar porque los feminismos occidentales todavía no se ha hablado suficientemente de las luchas feministas en Palestina como para no seguir aprendiendo. De hecho, la historia de la lucha de las palestinas, más allá de la icónica Leila Khaled, está escribiéndose recientemente (recomendamos un libro editado en 2015 que supone la primera recopilación en castellano sobre este tema y que para nosotros ha sido de grandísima utilidad: Historia del movimiento de mujeres en Palestina, de Mar Gijón Mendigutía, en Txalaparta). Y como hemos conocido sobre el terreno, queda mucho por ser contado: las mujeres palestinas ya estaban presentes en organizaciones internacionales para la igualdad de derechos desde finales del siglo XIX -antes de que las catalanas-, han organizado huelgas, sabotajes o sido milicianas antes de 1948, crearon una red potentísima de comités de autoorganización popular durante la Primera Intifada, y continúan organizándose en barrios, villas y campos de refugiados.

El Estado de Israel parece dispuesto a detener cualquier muestra de solidaridad internacionalista con Palestina, persiguiendo incluso el BDS internacional. Con habéis enfocado su estancia allí?


Hemos leído la noticia sobre la recopilación que elabora Israel de archivos de activistas del BDS estando allí. No hemos tenido ningún problema ni a la entrada ni a la salida, más allá de los desmesurados y exhaustivos controles, registros e interrogatorios que se habitúan a hacer en el aeropuerto de Ben Gurion. Es lógico, la estrategia del BDS finalmente está consiguiendo dañar la imagen de Israel a nivel exterior y se les giran nuevos frentes en contra de que todavía no saben muy bien cómo parar. El BDS es ahora su flanco de difamación y desprestigio. Los y las palestinas nos lo han dicho: se les ve nerviosos, señal de que estamos ganando. Y que nosotros fuimos allí todavía les incomoda más. Nuestra estancia ha sido una respuesta a la llamada que constantemente hace la sociedad civil y política palestina en el exterior, hay que seguir yendo, desafiar el cerco mediático y contar lo que vemos. Y romper prejuicios: tendremos que repetir muchas veces que el pueblo palestino no es sólo resistentes lanzando piedras, porque así nos lo han pedido. Son un pueblo que da la mayor importancia posible a la educación y su identidad, que se empeña en hacer brotar la vida cuando el sionismo les la niega, que canta, ríe y baila con sus niños, que fortalece los vínculos en sus comunidades, que apodera su juventud para que sean miembros activos de la vida pública y política palestina. Y más de lo mismo con las mujeres: que con o sin velo y más allá de los prejuicios occidentalistas, trabajan, estudian, hacen política dentro y fuera de las instituciones, organizan el apoyo antirepresivo, luchan por la cultura y la identidad palestina …

Hemos querido ejercer la solidaridad internacionalista entre iguales, sin injerencias, con total respeto y reconocimiento y servir de herramienta de denuncia. Como somos conscientes de que nosotros podríamos disfrutar del privilegio de tener cierto eco, lo hemos querido poner al servicio de este objetivo: hemos hecho un blog diario relatando nuestros encuentros y experiencias, poniendo el foco sobre todo en la cuestión vivencial. Hemos visto cómo ha servido para que muchas más personas pudieran empatizar y solidarizarse con lo que allí ocurre, más allá de cifras e informaciones, con los rostros y las voces.

¿Qué contactos tiene? ¿Qué esperáis conocer y con quien desea hablar?


Queríamos conocer lo máximo posible el tejido organizativo de mujeres que existe actualmente en Palestina (tanto en territorio del 48 como del 67). Desde el más informal al más formal: de dónde vienen, dónde están y hacia dónde caminan. A través de contactos propios y de otros proporcionados por colectivos y personas afines, hemos podido conocer diversas iniciativas de mujeres y para mujeres así como algunas iniciativas mixtas; organizaciones de base y otros que no lo son; proyectos surgidos en el ámbito rural, en campos de refugiados o en ciudades.

Nos hemos reunido con la Unión de Comités de Mujeres Palestinas (UPWC), la Jerusalemite Women ‘s Coalition y con el Arab Women’ s Union. También hemos encontrado con grupos de mujeres como Alsiwar y Kayan en Haifa y el Women ‘s Studies Center en Nablus, que trabajan el empoderamiento y la autonomía; centros socioculturales de mujeres y para mujeres como Bait Al-Karama en Nablus; colectivos de mujeres dentro campos de refugiados en Balata, el Women ‘s Center del Shua’fat Refugee Camp en Jerusalén o Noor Women’ s Empowerment Group en Aida Campo de Belén -colectivo autogestionado de mujeres con hijos con diversidad funcional- ; asociaciones juveniles como Baladna en Haifa o Human Supporters en Nablus; iniciativas culturales como el Palestinian National Theatre (PNT); medios de comunicación alternativos como el Alternative Information Center (AIC) o Tam Center Women Media (TAM); y organizaciones con una larga experiencia en temas relacionados con la salud como Health Work Committee y la lucha en varios frentes contra la ocupación como el Hebron Rehabilitation Committee (HRC); asociaciones de apoyo legal y antirepresivo como Addameer, colectivos que trabajan el pinkwashing como Al qaws y aún nos dejamos por mencionar. Hemos tenido una agenda de encuentros bastante intensa sobre la que ahora nos espera un trabajo de recopilación y documentación todavía. Pero también queríamos encontrarnos con mujeres y conocer sus vidas cotidianas, como gestionan sus vidas y las de las personas que las rodean, intentar entender mejor así que significa ser mujer que vive bajo ocupación y qué estrategias desarrollan para enfrentarla .

Partiendo de la base que visitar Gaza es muy difícil, a visitar sólo los territorios del 67 -Cisjordània- o también los del 48 -el llamado Estado de Israel-? Plantea actuaciones o actividades diferentes en cada uno de los territorios?


Hemos visitado también la Palestina del 48, creíamos que era importante entender cómo se vive bajo una ocupación normalizada, donde los mecanismos de apartheid son más indirectos, menos visibles pero igualmente perversos. Allí hemos visto como la resistencia más urgente es la que trata de preservar la identidad y la historia palestina, prohibida en los currículos educativos, en la prensa, en el propio documento de identificación. Mantuvimos encuentros con colectivos feministas de palestinas del 48 que nos contaban varios proyectos y campañas enfocados a mujeres, jóvenes y comunidad LGTBI. Allí las dudas que nos surgían eran otros: cuál es la estrategia de lucha como ciudadanas de segunda, asimiladas y discriminadas, donde el Estado del que formas parte es tu enemigo? Como se combate la ocupación desde el corazón de la bestia, donde incluso declaraciones a favor de la campaña por el BDS están penadas por ley? Esto fue muy impactante, sobre todo, en lo que se refiere a la violencia contra las mujeres. Como debes denunciar una agresión si no puedes confiar en las instituciones, el aparato judicial, la policía, etc.?

El apartheid que el Estado de Israel practica con leyes, asesinatos selectivos y extrajudiciales, el muro ilegal, demoliciones de casas, etc. deja la población palestina en una situación cada vez más precaria. ¿Cómo se ha preparado para presenciar una ocupación militar que practica el genocidio vía gota malaya?


Entendíamos que este proyecto iba más allá del viaje a Palestina. Como hemos dicho, comenzó en otoño de 2015 con diferentes formaciones que considerábamos imprescindibles para viajar. Historia política y social de Palestina, vida cotidiana, movimiento BDS, choque cultural, formación en temas de seguridad, apoyo mutuo y aspectos psicológicos así como formaciones relativas a los feminismos descolonizadores y el pinkwashing. Mucha de esta labor también ha sido posible gracias a la experiencia y el modus operandi de antiguas militantes de la Red de Enlace con Palestina.

Pero a pesar de todo, no existe la posibilidad de prepararse emocionalmente ni racional para presenciar el día a día de la ocupación. Desde la condición de mujeres internacionales, lo único que nos permita fue apretar los dientes y observar y aprender para poder contar a la vuelta. De nada sirve que la ONU y el Consejo de Derechos Humanos haya emitido más condenas a Israel que en el resto de todos los estados del mundo juntos, es papel mojado. Lugares como la Ciudad Vieja de Hebrón, con incontables calles vacías y fantasmagóricos por las restricciones u ocupaciones ilegales de colonos son la representación de la quiebra moral y política del mundo. Cuando estás allí, ves que cada agresión diaria que se comete contra cada palestina interpela al conjunto de las luchas de la humanidad.

Gestionar todas las experiencias y emociones sobre el terreno fue un reto añadido. Estábamos un grupo grande, con diversidad de intereses, en un entorno difícil que requiere un esfuerzo de digestión y recomposición constante. Estuvimos haciendo asambleas casi diariamente para poder exteriorizar y canalizar todo lo que nos removía, ejerciendo en todo momento los cuidados y el apoyo mutuo.

Es posible hacer una lectura feminista de la ocupación militar? ¿Cómo?


Y tanto, como se puede hacer una lectura feminista de otros conflictos y de todo lo que vivimos. En todas partes hemos preguntado si consideraban que había un sesgo de género en los efectos de la ocupación. La respuesta inicial siempre ha sido que la limpieza étnica no distingue entre géneros, que todo palestino y toda palestina son objetivos a eliminar, expulsar o confinar. Pero después entrábamos al detalle. En el ámbito socioeconómico la resistencia tiene rostro de mujer. «Sin las mujeres, toda la sociedad palestina hubiera colapsado» nos decían. Con los elevados índices de hombres mártires o encarcelados, son muchísimas las que han tenido que asumir el mantenimiento productivo y reproductivo de la familia, con hijos y otras personas a su cargo como personas mayores o con diversidad funcional (debido a bombardeos , ataques, torturas …). Han sido ellas las que salían a la hora permitida durante el estado de sitio de la segunda intifada a sortear el fuego abierto y conseguir llegar a una tienda de alimentos, las que hacen malabares con las restricciones y el ahogamiento de la economía y los servicios sociales básicos. Las quien deben aceptar humillaciones diarias trabajando por una miseria como campesinas o trabajadoras del hogar en asentamientos ilegales de colonos, por un sueldo inferior a los hombres. Otro aspecto que nos ha impactado ha sido la batalla que se libra sobre sus cuerpos. La guerra demográfica pesa de lleno sobre ellas (despreciando por la lucha nacional lesbianas u otras identidades), las restricciones de movimiento que les impiden la atención de su ya precaria sanidad (muchas mujeres a punto de dar a luz han sido retenidas en checkpoints), el acoso, la violencia psicológica, los índices inasumibles de depresiones, estrés postraumático y ansiedad que sufren en general toda la población, pero ellas en especial porque cuidan y cargan con toda la familia. El preocupante aumento de drogoadiccions (aún un tabú social). La violencia heteropatriarcal que se intensifica porque son el último eslabón de una cadena de violencia extrema que comienza con el empleo.

Hemos aprendido mucho de la historia de la organización y el movimiento de mujeres en Palestina, siempre vinculada inexorablemente a la organización y la lucha contra la ocupación. Su papel en la resistencia y en la vida política ha sido realmente importante y aún es poco conocido. En los años 60-70 había un movimiento político fuerte que dio lugar a numerosos comités de mujeres y sindicatos -muchos de los cuales aún existen- pero cuando la Organización para la Liberación de Palestina subsume toda esta actividad y los acuerdos de Oslo dan la estocada definitiva, muchas mujeres vieron frustradas sus reivindicaciones y vieron la creación de ONGs como última salida. Son críticas con cómo ha ido todo las últimas décadas pero sus demandas no han variado, y continúan organizándose frente a carencias o nuevos ejes de lucha. Ahora, dicen, depositan sus esperanzas en las nuevas generaciones, insurrectos con el estado Sionista de Israel y con la Autoridad Nacional Palestina.

Otro tema que mencione como objetivo de la Brigada ha sido abordar el fenómeno del Pinkwashing, la instrumentalización sionista de la liberación sexual. De qué manera Israel practica esta doble moral de cara al mundo?


El pinkwashing es absolutamente cínico y vergonzoso, y está calando mucho en Europa y en Estados Unidos. Israel autodenomina la única democracia libre del llamado Oriente Medio, que garantiza los derechos individuales de mujeres, gays y lesbianas. Venden una imagen idílica donde organizan el Orgullo a nivel internacional, invierten en turismo gayfriendly y acogen a personas perseguidas por su orientación sexual y / o identidad. Refuerzan esta imagen progresista a base de criminalizar a los palestinos, repetir una y mil veces aquellos tópicos orientalistas que conciben el machismo y el pensamiento retrógrado como algo genuinamente árabe. Manipulan o chantajean jóvenes palestinas con sexualidades disidentes, dudas o problemas familiares para que se vean presionadas a marchar en la Palestina del 48 o filtrar información política. Tuvimos la suerte de reunirnos con organizaciones que hacen un trabajo muy potente para combatirlo, denunciando las alianzas de ciertos colectivos del movimiento LGTBI internacional con esta práctica racista y generando una narrativa propia de liberación sexual en árabe y por en Palestina. Una de ellas es Al qaws, referente a nivel también de producción discursiva, que se encuentra ahora finalizando una campaña internacional en colaboración con el BDS para boicotear el pinkwashing que lleva a cabo el estado de Israel.

Una vez vuelva de Palestina, tiene pensado hacer algún retorno de su estancia hacia el Valencia y los Países Catalanes? ¿De qué manera?


Sí, sin duda. Si no fuera con ese objetivo nuestro viaje no tendría sentido, nuestro papel más activo viene ahora, después de haber sido testigos. Nos viene una intensa faena por delante, pero más ganas que nunca de frente. Poner en orden todas las informaciones, datos y propuestas que allí han surgido, poder coordinar un calendario de charlas que pueda llegar al máximo de barrios y comarcas posibles, fortalecer y hacer perdurar la estrategia de comunicación y comenzar el proceso de edición y montaje de todo el material audiovisual que hemos llevado. Nuestra intención es hacer un documental en el que las mujeres palestinas tengan la referencialidad que les corresponde, que pueda servir para expresar lo que quieren allí donde nosotros no podamos llegar. También queremos fortalecer el movimiento BDS en nuestra casa y las relaciones con otras organizaciones internacionalistas.

También afectará a nuestras luchas: vienen tiempos magros con el incremento del discurso racista y el islamófobo, hay tejer alianzas con las compañeras que sufren día a día el odio fascista y la discriminación institucional. Impregnar de esta solidaridad internacionalista nuestras respectivas militancias y por supuesto, el movimiento feminista del que formamos parte.

+ https://brigadafeministapalestina2016.wordpress.com/

Fuente: Roger Sánchez, L´accent http://laccent.cat/21302-2/
Traducción: Kaos en la Red