viernes, 2 de septiembre de 2016

BDS y normalización: una perspectiva palestina

1/9/2016.- Oponerse a la normalización de la ocupación israelí no es algo privativo del movimiento de Boicot, Desinversión y Sanciones; se trata de un compromiso político esencial para la justicia en Palestina.

Cuando nosotros, la sociedad civil palestina, lanzamos en 2005 nuestro llamamiento al Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) contra Israel, contábamos con llegar personas con conciencia, más que a gobiernos e instituciones cómplices. La mayoría de nosotros argumentó que era necesario dirigirse a la gente común que compra productos en los supermercados, a artistas, a figuras culturales, a académicos, a deportistas, etc. Teníamos, de hecho, nuestra propia definición de "comunidad internacional" contrapuesta a la del liderazgo tradicional, ya fuera de derechas o de izquierdas. Nuestra "comunidad internacional" la constituían la sociedad civil, las iglesias, los fondos de pensiones, municipios, clubes, bandas de música, universidades, etc.


Queríamos aislar al régimen opresivo de Israel así como a las empresas e instituciones implicadas en su negación de los derechos de los palestinos en virtud de las leyes internacionales. Dejamos absolutamente claro que queríamos que el movimiento fuera inclusivo y estuviera anclado en la Declaración Universal de Derechos Humanos.

Partiendo de estas bases, tuvimos que hacer frente a preguntas sobre qué se considera normalización y qué no, de modo que trabajamos en lo que ahora son los criterios antinormalización, que fueron adoptados casi por consenso en la primera conferencia nacional de BDS, la mayor reunión de entidades de la sociedad civil palestina desde noviembre de 2007. Llamamos específicamente a "boicotear eventos y actividades que presenten la relación de opresión colonial, que es intrínsecamente anormal, como si fuera normal". Explicamos que ese tipo de actividades contribuyen a encubrir los crímenes de Israel —la ocupación, el apartheid y el colonialismo de los asentamientos— contra el pueblo palestino.

Inspirándonos en el modelo sudafricano contra el apartheid, dimos un paso más y presentamos las que finalmente se convirtieron en directrices de boicot para orientar a las personas que, en todo el mundo, atendían a nuestro llamamiento y para enfrentar catorce años de industria de aparente “paz” y su cultura de normalización. Se trataba de proyectos que, en cierta medida, daban una falsa impresión de simetría y paridad entre el opresor, en este caso Israel, y el oprimido, los palestinos. Catorce años de "negociaciones" entre las dos partes habían difuminado la línea que separa a colonizadores y colonizados y había hecho que ambos parecieran igualmente responsables del "conflicto". ¡Así que el sistema de opresión israelí a varios niveles — a saber: ocupación, colonización y apartheid— había quedado reducido a un "conflicto"! Esto, para la sociedad civil palestina, es "intelectualmente deshonesto y moralmente reprobable" y cualquier proyecto que lo promueva "debe ser boicoteado".

El BDS, sin embargo, es no dogmático, al contrario de lo que afirma una minoría de voces "liberales". El BDS ha dejado absolutamente claro que es bien recibida la cooperación con aquellos israelíes que reconozcan nuestros derechos básicos de acuerdo con las leyes internacionales, incluido el derecho al retorno. Esto supone una lucha común, una "corresistencia" contra la opresión israelí sobre todo el pueblo de Palestina, sea en los territorios ocupados en 1967, sea en la diáspora, sea contra los ciudadanos de tercera clase del estado de Israel.

Traducción: Daniel Gil.

Sobre el autor: Haidar Eid es miembro de la Campaña Palestina para el Boicot Académico y Cultural a Israel (PACBI) y consejero político de Al-Shabaka (la Red de Política Palestina). Es también autor de Worlding Postmodernism: Interpretive Possibilities of Critical Theory.

Fuente: http://yebus.net/index.php/opinion/71-bds-y-normalizacion-una-perspectiva-palestina